domingo, 31 de marzo de 2019

CLÁSICA Y ALGO MAS

    Dividido el grupo otro sábado más, los tres integrantes de la jornada matinal optamos por realizar una de las salidas clásicas del invierno.
     Tras larga deliberación y con el objetivo de mostrar nuevos parajes a nuestro compañero Chema, pusimos rumbo hacia Villalba con la intención de mostrarle las balsa de agua que se encuentra al final de la canalización que llega desde la laguna de Uña, para desembocar en el salto de la central eléctrica.
       Ascendimos por la pista de detrás del cementerio y por las lomas de Casasola llegamos al alto de Embid, descendimos por los caminos y sendas que nos llevan hasta la curva que marca el comienzo del área recreativa del Chantre, disfrutando como verdaderos bikers, coincidiendo y resaltando que es uno de los mejores, cómodo y entretenido descenso que se encuentra en los alrededores de nuestra ciudad.
      Bien, como nos sentíamos algo juguetones proseguimos al lado del rio
por la zona de los cotos de pesca, dónde nos cruzamos con varios pescadores que se encontraban realizando algún concurso y que se encontraban todos apelmazados en la misma zona, como si se tratara de un reportaje de la pesca del salmón que realizan los osos en temporada de desobe y que tantas veces hemos visto por televisión.
      Por seguir mostrando zonas nuevas a Chema, continuamos por la senda de los pescadores para llegar al puente de Mariana y llegar a la carretera, cruzarla y asomarnos a las pistas de la Vereda, como continuábamos dicharacheros y por seguir dándole caprichos a nuestro compañero, recordando este el grato nivel de satisfacción que en el sábado anterior le dejo la senda de los palos, optamos por bajarlo por la de la discordia, algo que ya había realizado en anteriores ocasiones, pero que igualmente también resultó de su agrado.
       Acometidos el ascenso a nuestro objetivo final por la pista del aeródromo y ya en las postrimerías de Villalba le indicamos que todos los caprichos no se le podían conceder y que tendríamos que dejar lo de la balsa del salto para otra ocasión, que se lo cambiábamos por un café, algo que acepto de buen grado.
      Convidados por nuestro Lidel, ya en la reanudación de nuestra marcha, viendo que íbamos bien de tiempo, nos dispusimos a explorar nuevas pistas y caminos por los pinares existentes entre el triángulo de Villalba, Zarzuela y Sotos, ya otra vez en la pista del aeródromo, Mariana, carretera y carril bici hasta llegar al final de etapa a las puertas de nuestra sede invernal, el restaurante el Granero, en total 64 kms a ritmo Chinche, muy agradable hasta que a nuestro compañero Chema le dió el calentón de rigor y nos llevo un tramo "a tope caldera", para ser sabiamente reconducido por nuestro Lidel.
      Agradable jornada la de este sábado, que esperamos se repita, pero como mayor afluencia de compañeros.

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