Bien sabido es que aunque la correspondiente salida oficial son los sábados, en esta excepcional ocasión, casi que sé produjo la concentración un día antes.
Al fin y tras un más que largo periodo de tiempo, unos tres años, el grupo por fin se aventuró ha realizar unos de esos pequeños escarceos, pero no por ello menos importantes.
Con los nervios a flor de piel y el estómago encogido debido a la incertidumbre del "bus", puntualmente estábamos reunidos para la colocación de nuestras monturas en el carro y dejar todo preparado para no perder ni un solo instante en el momento de partir hacia nuestro lugar de partida. Al final todo resuelto con solvencia.
Madrugón para comenzar lo antes posible y poder evitar las altas temperaturas que hemos soportado durante la semana pasada con esta primera atípica ola de calor. En los primeros instantes del viaje ya se notaba un muy buen ambiente y alegría, para rodados los primeros kilómetros intentar echar una cabezadita antes de llegar a Teruel, desayunando en el bus antes de alcanzar nuestro lugar de partida.
Ya descargadas las bicicletas, uniformados, provistos de agua, debidamente protegidos de las inclemencias solares con las cremas de rigor y emplazando a nuestro chófer para que nos esperara en Barracas para realizar la parada conveniente reponedora de fuerzas, partimos desde la explanada del aparcamiento de Dinópolis.
Pronto abandonaríamos la carretera para afrontar la única tachuela del día y llegar al primer Viaducto a transitar, ya dentro de la vía verde. Poco a poco fueron transcurriendo los kilómetros entre pinares, túneles y viaductos y sin casi apenas darnos cuenta, por pistas con buen firme y con una temperatura todavía agradable, llegamos a nuestro lugar de avituallamiento, con un promedio de velocidad, más. Que aceptable.
Satisfechas nuestras necesidades y provistos de nuevo de agua y renovadas energías, emplazando nuevamente al chófer a que nos esperara al final de la vía, retomamos nuestra marcha, pero viendo y notando ya de manera fehaciente el calor y temperatura que tendríamos que soportar.
Poco a poco fuimos cogiendo ritmo y con el sorprendente y agradable paso por los túneles, sin duda el frescor que en ellos sentíamos, se convirtió en lo mejor del trayecto, llegamos a Jerica, donde fuimos desviados a causa de un incendio, aprovechando para refrescarnos y proveernos de agua nuevamente.
El cansancio comenzaba a notarse poco a poco, no por la dificultad del trayecto, más bien por la temperatura que ya rondaban los 38 o 40 grados junto con los kms acumulados. Ritmo constante y continuos relevos nos iban acercando a nuestro destino final.
Una vez llegado al final de la vía, con nuestras existencias de agua ya mermadas y una insufrible temperatura, optamos y decidimos el llamar al chófer, para ver si había suerte y poder evitar en la medida de lo posible el prolongar nuestra marcha hasta Sagunto.
La decisión fue sabía, correcta y satisfactoriamente aceptada, poniendo punto y final en Algimia de Alfara.
Después de 126 kms y casi 5 horas de sofocante pedaleo llegamos al autobús, para mientras que colocábamos las bicicletas y nos recomponíamos con los refrigerios que convenientemente habíamos refrigerados en las neveras portátiles que llevamos, que bien piensa esta gente, pusimos punto y final a la excepcional ruta de hoy.
Comentando la ruta transitada llegamos a Sagunto, destino final de nuestro viaje, para después de cambiarnos y aseárnos como pudimos, dirigirnos a restaurante degustar sus excelentes viandas y sin apenas tiempo para el café, regresar al bus y emprender nuestro regreso a casa.
Un soporífero calor nos recibió en el coche ya que mientras nosotros estuvimos comiendo a la sombra, el bus quedó al sol, una vez colocado todo convenientemente u con la hora un poco apurada partimos de nuevo hacia nuestra ciudad, durmiendo algunos al principio y con tremenda sed por parte de todos, debido al esfuerzo y temperatura soportadas durante la segunda mitad de la ruta realizada.
Al final llegamos a nuestro destino a la hora prevista más o menos, reflejándose en nuestros rostros el cansancio acumulado, pero contentos por el reto conseguido, resaltar que toda la ruta transcurrió sin incidencia alguna, salvo un leve pinchazo por parte de nuestro compañero Caramba.
Agradecer como siempre a todos los participantes su colaboración y en especial ha aquellos que más se encargaron para poder llevar a cabo la realización de todo esto.
En total fueron alrededor de 127 kms, con un desnivel de 560 metros que se hicieron en unas 5 horas y 30 minutos en un día bastante caluroso para:
Lucas, Rubén, Chema, Nano, Juan, David (Caramba), Willy, Mora, Tapi y Chule.
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