Algún que otro
desaparecido se dejo ver y acompañarnos este sábado tras un largo
periodo de tiempo sin obsequiarnos con su presencia, puntuales a la
cita acudimos en esta ocasión y tras una pequeña deliberación de
la ruta a seguir, al final se opto por seguir a Willy y ver por donde
era capaz de llevarnos.
Saldados los
pertinentes pagos para nuestra próxima aventura que desarrollaremos
el sábado día 11, partimos de nuestro punto de reunión dirección
puerta Valencia y afrontar la primera “tachuela” del día,
ascender hasta el barrio del Castillo y comenzar con el recorrido
planteado por nuestro compañero.
Ya a la salida de la
ciudad y desde el último mirador que nos asoma a la hoz del río
Huecar comenzamos a bajar por un escalerón que nos deja a los pies
de la senda que es conocida como la de los Farallones, inédita para
el resto del grupo y que no es otra sino la que viene desde el hotel
de la cueva del fraile y era por donde aprovechaban para traer
mediante canalizaciones y tuberías el agua hasta la parte alta de
nuestra ciudad, de hecho, algún que otro tramo de la misma
transcurre por encima de las mismas tuberías y que debido al
transito de los senderístas y el paso de las bicis hay alguna que
otra cavidad sobre las mismas.
Tras alguna que otra
foto, y parada para contemplar algún que otro paisaje y emblemático
rincón llegamos a las puertas del hotel, decidimos continuar
siguiendo los caminos propuestos y seguir igualmente por senda hasta
Molinos de Papel y Palomera, donde llegando al pueblo tomamos a modo
de exploración un camino nuevo para llegar a la pista que nos
conduce al paraje de las “pocetas” y al final de la misma
comenzar la subida del Mortirolo para llegar al alto de la sierra de
la Pila.
Reunidos en el alto,
ingeridas las barritas y nuevamente siguiendo a Willy, bajamos por la
senda de los palos y llegar al rincón de la piedra, donde este nos
iba a deleitar con su particular técnica, haciendo una breve
demostración de como bajarla, algo que al final no se produjo, pues
se echo para atrás, pero si pudimos ver como hacerlo, ya que nos lo
mostraron cuatro motoristas que por allí se encontraban.
Después de vadear
alguna que otra vez el río y con alguna risa que otra llegamos a la
senda que pasando por las pocetas nos lleva de nuevo a Palomera. Y
como todavía había ganas de más, decimos una vez llenados nuestros
bidones de agua en la fuente del pueblo, el hacer la senda de la
Botánica para poner fin al recorrido sugerido.
Desde Molinos de Papel
iniciamos la bajada a nuestra ciudad por carretera y a un tranquilo
ritmo mientra que aprovechábamos para comentar el recorrido de hoy.
En total 42 kms. a los
que se puso fin en la sede de invierno.
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