A la hora indicada y debidamente puntuales acudimos al lugar de concentración los cuatro intrépidos e inconscientes chinches, para afrontar la edición de este año, de la cada vez más reconocida y "extrema" BETETABIKEXTREME.
Con nuestra bicis debidamente colocadas en el carro y teniendo todo preparado en el día anterior, iniciamos viaje hacia Beteta sin más dilación.
El viaje al igual que siempre resulta ameno y sin darnos cuenta, entre chascarrillos e historietas llegamos a Beteta, comprobado según nos acercamos al pueblo, la cada vez mayor afluencia de participantes.
Una vez debidamente estacionado nuestro vehículo nos acercamos a la plaza del pueblo, para en los bajos del ayuntamiento recoger los dorsales que acreditarían nuestra participación, encontrándonos con nuestro compañero Rubén, quién había decidido el acercarse hasta allí, para ver el desarrollo de la prueba por algunos tramos, desplazándose para ello en moto en esta ocasión.
Con los dorsales recogidos, volvemos a por nuestra bicis y ya debidamente equipados volver a subir de nuevo a la plaza, lugar de inicio de la prueba, tanto para el recorrido largo como el corto.
Con bastante ánimo una temperatura perfecta y buena disposición iniciamos nuestra andadura, como siempre al comienzo con alegría y charla hasta alcanzar el pueblo del Tobar, dónde abandonamos el asfalto para una vez adentrados en la pista, afrontar la primera tachuela del día. Lo hacemos como de costumbre, cada uno a su ritmo y siempre pendientes de la posición de cada uno de nosotros.
Algo que siempre haríamos durante todo el día, estar esperándonos los unos a los otros.
Después de la primera subida nos metemos de lleno en la primera senda que nos lleva al primer vadeo, parada obligada y numerosa, donde todos los participantes que pudimos ver cruzaron el río Cuervo andando, descalzos o no, pero ninguna se atrevió a hacerlo montado.
Luego comenzamos a subir nuevamente y así hasta llegar a Sta. María del Val. Avituallamiento y seguimos subiendo.
Y bajando y subiendo, si enterarme muy bien por dónde vamos, si saber el nombre de los sitios y bellos parajes por dónde rodamos llegamos al punto dónde nuestro tesorero decide abandonarnos y coger una de las escapatorias que tenía estudiadas, viendo el nuevo desvío y en la lontananza la localidad de Laguna Seca, optó por llegar a Beteta por carretera, gran acierto por su parte, porque aunque lo que nos quedaba por recorrer también resultaba interesante, es donde comenzamos a penar.
Más bajadas, de nuevo otro vadeo que ya no esperábamos y como remate final otro nuevo cuestarrón, al igual que los anteriores con pendientes de más del 20 % y descansos del 8%, llegamos bastantes mermados al penúltimo avituallamiento, desde este hasta al final del trayecto nos quedaban unos 13 kms y unos 150m. De desnivel.
Pasando por un imponente mirador a la laguna del Tobar y unas divertidas sendas, por fin llegamos al final del recorrido.
Aunque cansados, acalambrados y algo doloridos, después de reponer fuerzas con las viandas que nos proporciona la organización, cambiados y perfumados, subimos de nuevo a la plaza para tomando un café y antes de abandonar Beteta, comenzar a preparar la próxima edición.
60 fueron los Kms recorridos con unos 1600 m de desnivel en esta cada vez más "extreme" carrera, reconocida por la organización, para Ruso, Tapi, Mora y Chule.