Puntuales acudimos a la cita de la jornada de hoy, pero ya en el la puerta de la nave del Líder, lugar habitual de nuestras concentraciones, nos encontramos a este intentando subsanar casi la misma avería que en la jornada anterior hizo volver antes de lo previsto a nuestr "camarada" Ruso, aún sin cejar en el empeño y mientras llevaba a cabo tal reparación, También acudió a la cita nuestro compañero Mora con su antigua cabalgadura, advirtiendo en el mismo lugar la falta de frenos que esta tenia, la presencia de esta estaba motivada por encontrarse la rueda de su bicicleta habitual desinflada, ha pesar de haber sido cambiada recientemente.
Animado por los consejos de todos, este volvió a casa para cambiar de montura, ya subsanados ambos sucesos, arrancamos prestos a realizar la ruta de hoy.
Abandonando la "negatividad" tal y como dio nuestro compañero Lucas, partimos dirección calle Hermanos Becerril para irnos camino de Palomera, produciéndose aquí la pintoresca anécdota del día, llegando al pueblo con nuestro Líder en cabeza, tirando del grupo y sin hablar con nadie del grupo, hecho este que fue comentado por todo el grupo en la primera parada técnica del día, ya en la pista aledaña al pueblo y que rodamos juntos hasta el inicio de la premera tachuela de hoy el "Mortirolo".
Subida realizada sin problema alguno, cada miembro a su ritmo y con un firme en perfectas condiciones, ya en el alto se llevo a cabo como es habitual en el grupo, la primera de las reagrupaciones.
Poco a poco nos fuimos acercando al cruce le los Palancares, optando en esta ocasión por girar hacía la izquierda a la pista que nos lleva al camino del descenso hasta el arroyo de la Rambla, inmortalizando el momento en la fuente que hay antes del comienzo al ascenso del mirador del Ceño.
Al igual que en la subida anterior, en esta lo hicimos igual, pero en ya un poco mas calentitos por aquello de la subida de temperatura, causa por la que ya en el cima, aprovechando la obligada parada para reagruparnos y reponer fuerzas, también lo hicimos para ir desprendiéndonos de las prendas de abrigo que ya nos sobraban.
Al reanudar la marcha, todos decimos que después de llegar de nuevo al pueblo de Palomera, decidiríamos el camino a seguir, Tras el vertiginoso descenso de Los Perejiles, llego el momento de reagruparnos nuevamente en el pilón de la plaza del pueblo, para aprovechar y abastecernos de agua, sufrimos la incomoda tentación de poner punto y final a la etapa, ya que en esta ocasión si se encontraba abierto el bar de la localidad.
Sabiamente jaleados por nuestro tesorero no sucumbimos a la tentación, regresando a la marcha para afrontar la última subida del día, que al igual que en las anteriores ocasiones la realizamos de la misma manera, salvo por que ésta la la realizamod de forma mas distendida.
Última reagrupación el la cima y con las ideas claras de por donde regresar a nuestra ciudad bastante claras, llegamos a la senda que nos lleva a mitad del camino del Vía Crucis, llegando al Parador, observando la siempre abundante presencia de turistas en el casco viejo, momento que aprovechamos para inmortalizar igualmente tal momento.
Aquí como siempre comenzaron a surgir las dudas del emplazamiento donde pondríamos punto final a la ruta de hoy, siendo elegido por distintas pero acertadas circunstancias el restaurante de las escaleras de la curva de la Puerta de Valencia, con unas fresquitas cervezas aplacamos la sed originada después de los 53 kms. pedaleados con unos 1000 m de desnivel, para Chule, Mora, Tapi, Lucas y Rubén.