Permitirme comenzar
la primera crónica de la temporada diciendo que se me antoja
imposible el poder iniciar otra temporada tal y como ha comenzado
esta. Un hecho casi inigualable e irrepetible simplemente por el
número de miembros que nos dimos cita en esta primera convocatoria,
nada mas y nada menos que doce, lástima de los dos compañeros
ausentes que no pudieron acompañarnos por diversos motivos.
Tal y como habíamos
acordado en nuestra asamblea de miembros y componentes de este club,
comenzamos haciendo labor a el acuerdo alcanzado de “una al mes”
y en esta ocasión la cita era en Villalba de la Sierra para degustar
una tradicionales gachas.
Todo comenzó a la
hora indicada, con puntualidad inglesa, debido al ya ratificado
artículo sobre la puntualidad y su consecuente sanción, e incluso
antes de la hora fijada ya nos encontrábamos allí todos los que
habíamos respondido a la convocatoria, a falta de recoger en la
rotonda el Alcampo a nuestro invitado.
Partimos dirección
ronda oeste hacia el Alcampo, comprobando una vez más como las
temperaturas que marcaban nuestros gps iban descendiendo
progresivamente, continuamos por la soleadas pistas que nos conducen
hasta el alto de Embid, descenso por los toros hasta la curva del
Chantre, subimos por la senda del Club y bajamos por la de la planta
de áridos de Mariana, continuamos por el caminos del aeródromo para
ascender por la senda de la discordia hasta la Vereda para bajar
nuevamente al camino del aeródromo por la senda que y caminos de
saca que desembocan en el desaparecido punto limpio de Sotos.
Continuamos
desviándonos por la pista de Villalba hasta el camino que nos
adentra en los pinares de Zarzuela y que nos llevan a la zona del
área recreativa de Villalba, foto en su peculiar molino de viento y
nos encaminamos hacia nuestro objetivo.
Fenomenal estampa la
formada en la valla aledaña al bar de nuestro amigo Bigotes, donde
se pueden ver en su totalidad todas las monturas de aquellos que nos
dimos cita hoy.
Hora y media de
disfrute gastronómico, sabrosas y abundantes gachas, acompañadas de
su correspondiente panceta, regadas con vino, cerveza y refrescos,
endulzadas con los típicos dulces de esta temporada, café y licores
varios, un almuerzo de los que crean afición, si señor, tal y como
mandan los nuevos estatutos.
Y ahora con todo
esto metido en el cuerpo tocaba el regreso, bajo la premisa de no
volvernos locos y hacerlo a un ritmo frenético, comenzamos a ritmo
chinche tal y como habíamos subido, descendimos por toda la pista y
el camino del aeródromo hasta llegar al Chantre, desvío para
cruzar el puente y y complacer a algún que otro juguetón para
guarrear por la senda de la raíces , hubo incluso quién se atrevió
a subirla y lo consiguió, otros valientemente también lo
intentaron, al final por seguir complaciendo a estos de igual manera
llegamos a nuestra ciudad por el camino y senda del camino de Martín
Alahaja.
Al llegar al puente
de San Antón, y reagrupados en la puerta de agricultura el grupo
comenzó a disgregarse. En esta jornada y debido a la hora de
regreso no pusimos el punto y final con la ingesta del líquido
hidratador de costumbre, algo que dejamos para sucesivas quedadas.
Resaltar que los no
habituales respondieron perfectamente a los varios bucles y
kilómetros que se realizaron hoy, animándoles a que no dejen
transcurrir tanto tiempo hasta la próxima salida. Constatando que
son todo un éxito las implantadas jornadas de “una al mes”.